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jueves, 4 de abril de 2013

Venerable Ana de Jesús Lobera Torres


Retrato anónimo de Ana de Jesús, siglo XVII.
Ana de Lobera Torres, o Ana de Jesús, nace en Medina del Campo (Valladolid), el 25 de noviembre de 1545 y muere el 4 de marzo de 1621, en Bruselas. Fue hija de Diego de Lobera y Francisca Torres.

Infancia y familia
Fue bautizada el mismo día en que nació, pues nació sorda y muda y así estuvo los primeros siete años de su vida, hasta que rompió a hablar. No llegó a conocer a su padre, ya que él murió a los pocos meses de nacer la niña. Tuvo un hermano mayor que ella, llamado Cristóbal, que después se hizo jesuita.
Al cumplir los nueve años, murió su madre y la tutela de los dos niños pasó a manos de su abuela materna. Al año siguiente de estar tutelada por la abuela, la niña hizo voto de castidad, en contra de los pensamientos de su abuela, que intentó orientarla al matrimonio.
Ya en 1560, contando Ana la edad de 15 años, decide junto a su hermano Cristóbal, irse a vivir a Plasencia con su abuela paterna, allí vive 10 años.
Vida religiosa
Cuando contaba 18 años, se puso bajo la dirección espiritual del P. Pedro Rodríguez, jesuita, que en 1569 fue destinado a Toledo, donde conoció al P. Pablo Hernández, también jesuita, que le habló y le presentó a Santa Teresa que estaba en Toledo. Ese mismo año, Ana sufre una grave enfermedad que le duró tres meses y que se hizo crónica con fiebre cuartana o malaria.
Un año más tarde, el P. Pedro, le escribe a Ana una carta a Plasencia, hablándole de Santa Teresa y pidiéndole que le haga saber si quiere entrar en las Carmelitas. Respondiéndole ella que lo trate con la M. Teresa, para que le indique el lugar donde quiere que profese. La M. Teresa, no duda de la ocasión y con fecha 2 de abril, la admite y le manda que se cure de su enfermedad y le recomienda Ávila, por ser ella allí su Priora.
El 31 de julio, Ana se traslada a Ávila, donde ingresa y toma el hábito de novicia el 1 de agosto, siendo recibida por la M. María de san Jerónimo, en ausencia de la M. Teresa, que estaba en Toledo y no es hasta mediados de agosto cuando vuelve a Ávila y se conocen.
En noviembre de 1570, la envía a la nueva fundación de Salamanca, el 22 de octubre de 1571, toma el hábito y profesión. Al año siguiente la nombra sacristana y enfermera, según la santa, para distraerla de su ensimismamiento. Permanecerá en Salamanca hasta enero de 1575.
Relación con Santa Teresa de Jesús 

Desde el momento que la M. Teresa conoció a Ana de Jesús y vio en ella sus virtudes, pasó a ser su hija predilecta, que junto a María de san José, fueron los pilares de la santa en su vida y en su sucesión.
En Salamanca, Ana demostró sus dotes y así lo testimonia en sus Dichos. Las relaciones privilegiadas que mantenía hacía ella tenían una nota especial, hasta tal punto que cuando se le ofrece a la M. Teresa la fundación de Beas, en los confines de Castilla y retirada de las demás fundaciones, piensa en Ana, como pieza fundamental y la deja allí por Priora, porque sabe que va cumplir y de manera sobresaliente su cometido. Tampoco se olvida de María de san José, las tres coinciden en Beas, durante tres meses. María tenía el encargo de ser Priora en Caravaca (Murcia), pero tras demorarse las licencias, se la lleva la M. Teresa consigo a Sevilla, donde la deja por Priora, Eso fue el 18 de mayo de 1575, cuando vio por última vez a la M. Teresa.
Podía estar tranquila La M. Teresa, al dejar Andalucía en 1576 para partir de nuevo a Castilla, sabedora que los Conventos que se habían fundado allí, estaban en buenas manos.
Las fundaciones
En España
La primera salida de Salamanca es en 1575 a Beas de Segura. Allí conocerá en abril de ese año al P. Jerónimo Gracián, que por entonces era Visitador en Andalucía.
En octubre de 1578, también conocerá en el convento de Beas a San Juan de la Cruz, cuando consigue escaparse de la cárcel y después del capítulo de Almodóvar. Ana, al igual que las otras monjas quedan impregnadas por la presencia del santo y gozan de su dirección espiritual.
En enero de 1582, por consejo del P. Jerónimo de la Madre de Dios Gracián y San Juan de la Cruz, Ana parte para otra nueva fundación, esta vez en Granada, acompañada por San Juan de la Cruz y seis monjas, se funda el convento el 21 de enero.
También interviene en la fundación del de Málaga, aunque no haciendo acto de presencia, es la que agiliza todos los trámites.
En julio de 1586, otra nueva fundación se abre camino, la de Madrid, espina que tenía clavada la M. Teresa de fundar allí y no conseguirlo y es Ana de Jesús, cuando el 17 de septiembre, canta misa Monseñor Neroni y se erige el Convento bajo la advocación de santa Ana.
En Madrid conoce a la hija de Felipe II, Isabel Clara Eugenia, con la que traba buena amistad. Desde Madrid, prepara las fundaciones de Huarte y Valencia. Y vuelve en 1586 a Salamanca para ser Priora.
En Europa
La elegida para Francia, era María de san José, que la M. Teresa había dejado por Priora en Sevilla y luego pasó a ser Priora de Lisboa. Ésta fue mandada en secreto a Cuerva (Toledo) y en extrañas circunstancias murió a los pocos días. Así cambian las cosas y la candidata elegida, fue Ana de San Bartolomé, aquella que estuvo de enfermera de la santa en sus últimos años y a su cuidado desde que se rompió el brazo en Sevilla. La acompañarían otras cinco monjas. La dirección negociadora de tal proyecto correspondió a Pierre Bérulle, que junto con otros, portaban cartas de Enrique IV, rey de Francia, para el Rey de España y para el Embajador francés Barrault, además de una bula "In Supremo", con fecha 13 de noviembre de 1603. Bérulle, estaba conforme en que fuera a París Ana de Jesús, pero la postura del Padre General, Francisco de la Madre de Dios, era negativa, llegando a tener discusiones, y al final el P. General tuvo que cambiar de postura; incluso la Beata Ana de San Bartolomé que la recomendó, le cedió las riendas como capitana, por tener más experiencia en conventos que ella. Los franceses la llamarían la "valerosa española".
Llegan a París el 15 de octubre de 1604, y el 18 de octubre, queda fundado el nuevo convento con advocación a la Encarnación, quedando por Priora Ana de Jesús.
Al año siguiente, el 14 de enero se funda otro en Pontoise, quedando de Priora Ana de San Bartolomé y un tercero en Dijon, el 21 de septiembre, donde el 4 de octubre, Ana enfermó allí de peste y se sanó con el velo de la santa.
A petición de Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II Y de Isabel de Valois, ya que Ana la conoció cuando hizo la fundación de Madrid y que se encontraba en Flandes, como Gobernadora de los Países Bajos, le pide a Ana que haga una nueva fundación allí, la cual queda hecha el 25 de enero de 1607 y en ese mismo año el 7 de noviembre la M. Ana, funda otro convento en Lovania. Sigue el 7 de febrero de 1608 otra fundación en Mons. El padre Gracián que estaba en Bélgica, queda como su director espiritual.
La trama del Carmelo
Después de la muerte de Santa Teresa, la separación de los descalzos se hacía cada vez más inminente y el P. Nicolás Doria, empezó su escalada de puestos, hasta llegar a ser nombrado Visitador General de los Descalzos, e imponiendo su autoridad consiguió dividirlo y los más perjudicados fueron Jerónimo Gracián y María de san José, los que menos, quizás por su silencio, San Juan de la Cruz, que fue destinado como simple fraile a La Peñuela (La Carolina) y Ana de Jesús, que, tras la muerte de María de san José, fue la candidata para la nueva fundación de París.
Doria con su autoridad, borró de un plumazo aquella semilla que había dejado Santa Teresa y que no llegó en parte a germinar, gracias a la astucia e inteligencia de Ana de Jesús, que fue la menos perjudicada, y a las nuevas fundaciones en el extranjero, quitándose de las garras de Doria.
Procesos de Beatificación
El mismo año en que muere Ana, (1621), se inicia un proceso ordinario de beatificación y canonización en las sedes de Malinas, Tournai, Cambrai, Arras y Amberes. Las declaraciones continuaron y se sucedieron hasta 1642, sin que el proceso no siguiera adelante.
En 1872, se retoma la causa de Beatificación. Para ello, el P. Bertolo Ignacio, carmelita belga y definidor general, edita una buena guía de documentos procesales de la M. Ana, que llamó "Tableau Chronologique des principaux témoignages...de la vénérable mére Anne de Jésus", en Bruselas.
En 1881, se abre en la diócesis de Malinas, el Proceso sobre la fama de santidad, vida y milagros. y se abren nuevos decretos sobre los escritos y la validez del Proceso Apostólico. En 1895, en Malinas, se abre otro Proceso sobre las virtudes y milagros "in specie".
Y en 1904, otro Decreto sobre la validez del Proceso Apostólico, sin llegar a declarar las virtudes heroicas.
Influencia
Cuando la M. Teresa, escribía el libro de Las Fundaciones, compartían celda en Salamanca y Ana estaba al tanto de todo lo que escribía la santa. Años más tarde, cuando le sorprendió la Inquisición a la santa por el libro de su vida, ésta le consulta a Ana. Ella era la mejor conocedora de la obra de Teresa.
También san Juan de la Cruz, le confió su Cántico Espiritual, que ella conservo hasta 1586, en que se los entrega a la novicia Isabel de la Encarnación, donde los llevó a las fundaciones de Baeza y Jaén y allí se encuadernaron y se conservan.
Al ver por primera vez al santo, maltrecho y muy acabado, Ana manda a dos monjas que le cantasen las liras en loor a los trabajos, que al oírlas quedó en extasís. Esas liras, muchos autores, se las atribuyen a que fueron escritas por Ana, hoy en día no se conoce con exactitud su autor.
Ana, fue la que años después de muerta la santa, recopiló toda su obra y en 1587, estando en Madrid conoció a Fray Luis de León, que le entregó dicha obra para su posterior publicación, que se publicó con el nombre de Los libros de la madre Teresa de Jesús, fundadora de los monasterios de monjas y frailes de Carmelitas Descalzos de la primera Regla, Salamanca, 1588.
Cuando partió a Europa, el P. Jerónimo Gracián, también la animó a escribir, y, así escribió su Viaje a París, como años antes le pidiera Gracián escribir, Relación de la fundación de Granada.

Su Obra
Los poemas de Ana no tienen mucha relevancia, pero sí sus declaraciones, escritos, actas y epistolario. Apenas nos han llegado obras autógrafas suyas, sino copias. Algunas de sus obras han desaparecido.
Nos ha dejado una gran cantidad de cartas y documentos, Es una pena que las cartas que le escribió la M. Teresa a Ana de Jesús, fueran quemadas por ella, mandadas destruir por la misma Madre, en aquellos años que tenían problemas con los Calzados. Ana lo recuerda con dolor en 1597.
EL REY DE REYES Mirad al Rey de los reyes que por hacernos señores se sujeta a nuestras leyes y se carga de dolores. Ana de Jesús.
Bibliografía
  • Manrique, Ángel (1632). La Venerable Madre Ana de Jesús, discípula y compañera de la S.M. Teresa de Jesús y principal aumento de su orden. Fundadora de Francia y Flandes. Lucas de Meerbeeck. Bruselas. 1632. OCLC 66779110.
  • Presentación de la, Juan (1748). Vida devota de la beata madre María Ana de Jesús: religiosa del sacro, real, y militar Orden de Descalzos de Nuestra Señora de la Merced, Redención de Cautivos. Madrid: I. de Hernández Pacheco, 1784 (3ª Impresión). OCLC 34498349.
  • V.V.A.A. (1966). Humor y espiritualidad en la escuela teresiana primitiva; Santa Teresa de Jésus, Jerónimo Gracián, Ana de Jesús, María de San José.. Burgos: Editorial "El Monte Carmelo", 1966. OCLC 11735736.
  • Fortes, Antonio (1996). Escritos y documentos de Ana de Jesús. Burgos: Editorial "El Monte Carmelo", 1996. OCLC 37275579.

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