Nació en Madrid en 1913. Fue la séptima de ocho hermanos. Sus padres eran
cristianos muy fervientes. Pero el ambiente exterior a la familia no era
religioso precisamente; recordemos los años anteriores a la guerra civil en la
capital de España. Sufrió con ello mucho su alma delicada. Y en medio de aquel
ambiente el Señor tocó su corazón con la llamada a la vida religiosa. Pero por
más vueltas que le daba al lugar donde entregar a Jesús su vida, no lo
encontraba.
Sierva de Dios Mª del Carmen Hidalgo de Caviedes Gómez en su juventud
El 20 de julio de 1936, justo en los días en que comenzaba en España
aquella guerra sangrienta entre hermanos, Dios tocó su corazón con una luz
interior de gran intensidad: "Ofreceré mi vida por la santidad de los
sacerdotes". Así comenzó todo.
Entonces conoció al sacerdote José María García Lahiguera. Por caminos
distintos, los dos habían llegado a la misma conclusión. Y junto a este hombre
de Iglesia fundó la Congregación de Oblatas de Cristo Sacerdote.
El 25 de abril después de unos ejercicios espirituales practicados con la
orientación de Don José Mª García Lahiguera, se comprometen ambos a fundar una
congregación de vida íntegramente contemplativa que prolongue en la Iglesia la
"Oración Sacerdotal" de Cristo.
Es una congregación de monjas de clausura. Hoy tiene conventos en siete
ciudades de España. Uno de estos cenobios se encuentra junto al castillo de
Javier. Madre Mª del Carmen fundó monasterios en Madrid, Salamanca, Zaragoza,
Huelva, Moncada (Valencia), Javier (Navarra) y Oropesa (Toledo). Con celo
incesante infundió en la congregación el perfil propio de la oblata: oración
continua y oblación del ser. La Eucaristía, centro de todo el vivir. El gran
don de ser "familia en Dios", unidas por la caridad de Cristo, y una
tierna y filial devoción a la Virgen María a la que llaman siempre
"Madre".
El venerable José Mª García Lahiguera y la sierva de Dios Mª del Carmen Hidalgo de Caviedes Gómez en el monasterio de Javier (Navarra).
Son innumerables las anécdotas de esta época marcada por el heroísmo, y muchas de ellas llevan los
rasgos idílicos de una experiencia de singular cercanía del Señor. Así aquellas
horas en que los bombardeos obligaban a todos los vecinos a refugiarse en el sótano del edificio, donde, a pesar de la situación, ellas
continuaban sus turnos de adoración a Jesús Sacramentado, llevado discretamente
en un portaviático por la hermana mayor, María.
El venerable José Mª García Lahiguera y la sierva de Dios Mª del Carmen Hidalgo de Caviedes Gómez en el monasterio de Madrid.
Así también tantos episodios en que se veían casi milagrosamente salvadas
de los peligros a que las exponían sus prácticas de piedad o sus actividades
asistenciales – como le hemos oído relatar sus hijas, cuando, después de un
registro y unos interrogatorios hechos en una de las casas a la que acudieron
con lo necesario para la celebración de la Eucaristía ella y su hermana menor,
las mandan salir, teniendo en la puerta uno de los coches celulares, en el que
introducen a otras personas que estaban en la misma casa; y ellas dos, siguen
calle adelante, sin volver la vista atrás, entre los milicianos, sin que nadie
les corte el paso –. Parece como que el Señor las protegía de modo especial,
haciéndolas invisibles a los ojos humanos, por ser otros sus designios sobre
ellas.
Cuando el venerable José Mª era obispo auxiliar de Madrid, previamente fue delegado episcopal de las religiosas, así fue el que ayudó por mandato episcopal del obispo de Madrid a santa Mª Maravillas de Jesús en el comienzo de volver a las fuentes en el Carmelo descalzo, además de comenzar la obra d eDios en las Oblatas de Cristo Sacerdote.
Estas andanzas dieron ocasión providencial a María del Carmen para
conocer a multitud de religiosas de diversas órdenes y congregaciones; circunstancia
que le resultaría de gran utilidad en su proceso de discernimiento vocacional
y, más adelante, en su actividad como fundadora.
Precisamente, Dios, en su Providencia, quiso unir en estas mismas fechas,
dos almas que Él había llamado para llevar adelante una misma Obra en la
Iglesia: el venerable José María García Lahiguera y la sierva de Dios M. María
del Carmen Hidalgo de Caviedes y Gómez.
Nos dice ella misma en sus "Apuntes íntimos":
"La obra la tiene que hacer Cristo en nuestras almas; he de
permanecer en un continuo mirarle; es como si, hipnotizada por Él, me
arrastrara a seguirle, sin darme cuenta que el camino es escabroso y lleno de
espinas".
Las Oblatas en oración ante Jesús Eucaristía en el sagrario.
En la Liturgia de las Horas
Ellas imploran día y noche al Altísimo para que los sacerdotes sean
santos. Una especie de retaguardia a lo divino, para ayudar con el empuje de la
oración a los hermanos sacerdotes a ser santos para que su acción sea del todo
eficiente al Reino.
Consagración del monasterio de las Oblatas de Cristo Sacerdote.
Se trata de una de las vocaciones más necesarias para la Iglesia, porque
con un ejército clerical del todo entregado al amor a Dios y al prójimo,
desaparecerá la indiferencia religiosa, retornará de nuevo el fervor en el
mundo cristiano.
La Madre María del Carmen Hidalgo vivió siempre rodeada del cariño de sus
hijas. En el momento de su muerte eran ciento quince las religiosas de esta
congregación que había profesado.
Marcó la vida de esta santa mujer un profundo amor a la Eucaristía y a la
Virgen María. Vivió con el amor esponsal más grande a Jesús. Hoy esta religiosa
es ya patrimonio no solo de su congregación sino de toda la Iglesia.
El venerable José Mª García Lahiguera con sus hijas espirituales, las Oblatas de Cristo Sacerdote junto a la Madre fundadora.
Fachada del Monasterio de Madrid
Capilla del Monasterio de Salamanca.
Comunidad de las Oblatas de Cristo Sacerdote de Valencia
Renunció al cargo de Superiora General de la Congregación, en el V
Capítulo General de 1993, después de haber sido reelegida por unanimidad,
porque consideraba Voluntad de Dios, dar paso a una nueva Superiora General.
Nos dice:
"Vivir en voluntad de Dios es hundirse en un abismo sin fondo de
paz, de gozo y de alegría. Así he procurado vivir toda mi vida" .
El venerable José Mª García Lahiguera con sus hijas espirituales, las Oblatas de Cristo Sacerdote en Huelva.
Y, podíamos preguntarle nosotras como lo hicieron después de conseguir la
"aprobación de la fiesta de Cristo Sacerdote unos Sres. Obispos: Madre, y
ahora, ¿qué meta le queda? Y, como entonces, también, su respuesta rápida
sería: La santidad.
La M. Mª del Carmen Hidalgo de Caviedes Gómez en sus últimos años
Sí, la santidad que quiere y pide para sus hijas a tiempo y a
destiempo:
"¡Que sean santas hasta el fin! Hijas amadísimas, ¡ánimo! Lo serán
porque lo ha pedido su Madre y he ofrecido la vida por ello!" .
Apertura del proceso diocesano de canonización de la sierva de Dios Mª del Carmen Hidalgo de Caviedes Gómez el 13 de septiembre de 2013 en el monasterio de Madrid, donde Dios la llamó para sí el 1 d efebrero de 2001. Fue presidida por el entonces Arzobispo de Madrid, hoy emérito, Mons. Antonio Mª Rouco Varela junto a la madre general de la orden, M. Pilar.
Para mayor información, reliquias, estampas, biografías,...:
Oblatas de Cristo Sacerdote
Monasterio de Ntra. Sra de la Almudena
C/ General Aranaz, 20-22
C.P. 28027 Madrid
www.oblatasdecristosacerdote.com
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