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domingo, 6 de noviembre de 2022

Beata Mª Sagrario de san Luis Gonzaga


Beata María del Sagrario de San Luis Gonzaga Moragas Cantarero. Lillo (Toledo), 8.I.1881 – Madrid, 15.VIII.1936. Farmacéutica, carmelita descalza (OCD), beata.

Elvira, que éste era su nombre de pila, era hija del farmacéutico del pueblo de Lillo, pero cuando ella contaba cinco años, la familia emigró a Madrid, donde el padre siguió ejerciendo su profesión. Su hermana mayor, Sagrario, murió en 1890 cuando contaba once años de edad. Elvira estudió en las mercedarias de San Fernando y en el Instituto Cardenal Cisneros, matriculándose al acabar el bachillerato en la Facultad de Farmacia de la Universidad Central. Era entonces la única mujer estudiante de toda la Facultad. Realizado el curso preparatorio para el ingreso en la Facultad, ingresó en la misma el 17 de octubre de 1900, acabando sus estudios en 1905 y siendo una de las primeras mujeres españolas en obtener tal título. Colaboró con su padre en la farmacia y, a la muerte de éste en 1909, quedó como única responsable. Cuando su hermano Ricardo terminó a su vez los estudios farmacéuticos, Elvira le traspasó el negocio y entró en el monasterio de carmelitas descalzas de Santa Ana y San José de Madrid en junio de 1915. Tomó el hábito en diciembre del mismo año, cambiando entonces su nombre por el de María del Sagrario de San Luis Gonzaga, y profesó temporalmente el 25 de diciembre de 1916, emitiendo su profesión solemne el 6 de enero de 1920.


convento de Conde de Peñalver

La beata  junto a su comunidad rodeada con un círculo rojo

Desde el monasterio no dejó de ayudar a su hermano Ricardo en el reparto gratuito de medicinas a los pobres; fue elegida priora del trienio 1927-1930, cargo para el que de nuevo fue designada por la comunidad el día 1 de julio de 1936. El día 18, conocida en Madrid la noticia de la rebelión militar en Marruecos, el convento fue apedreado, pero sin más consecuencias.


En cambio, el día 20 de julio fue asaltado y saqueado, viéndose la comunidad obligada a abandonarlo. Las monjas se refugiaron entonces en casas de familiares y amigos. La priora se negó a escapar de Madrid, como le aconsejaba su hermano, que tenía casa en Pinto (Madrid), pues quería estar junto a sus monjas y auxiliarlas en cuanto pudiera. Pero el 14 de agosto fue detenida y llevada a la checa de Marqués de Riscal; allí fue interrogada para que diera los nombres de quienes guardaban los títulos de propiedad y la orfebrería del convento.

Como se negara a delatar a nadie, fue llevada en la madrugada del día siguiente a la pradera de San Isidro y fusilada por milicianos.

Su proceso de beatificación comenzó en 1962, siendo proclamada beata por el papa Juan Pablo II en Roma el 10 de mayo de 1998. El 29 de enero de 2000 fue nombrada Patrona de los Farmacéuticos en Polonia por la asociación de Farmacéuticos Católicos de Poznan (Polonia).

 


Bibl.: Diócesis Madrid-Alcalá, Diócesis de Madrid: articulado para el proceso de beatificación de la Rvda. Madre María Sagrario de San Luis Gonzaga, Ávila, Viuda de Sigirano Díaz, 1962; Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972; T. Álvarez y F. Domingo, María Sagrario: de la farmacia al cielo, Burgos, Monte Carmelo, 1988; J. V. Rodríguez, De la farmacia al Carmelo, de la checa al cielo: vida de la M. Sagrario de S. Luis Gonzaga, Madrid, Editorial de Espiritualidad, 1998; J. C. Areses Gándara, La vida de la beata María Sagrario, farmacéutica, carmelita y mártir, Madrid, Asociación Española de Farmacéuticos Católicos, 2008; J. Gómez Díaz, “Beata María Sagrario de San Luis Gonzaga (Elvira Moragas Cantarero), toledana, farmacéutica, carmelita y mártir”, en Creer y entender: Homenaje a Ramón Gonzálvez Ruiz, vol. I, Toledo, Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, 2014, págs. 543-551.

https://www.archimadrid.org/index.php/oficina/madrid/9031926-el-monasterio-santa-ana-y-san-jose-acoge-una-solemne-eucaristia-en-honor-a-la-beata-maria-sagrario-de-san-luis-gonzaga 

Miguel C. Vivancos Gómez, OSB

https://dbe.rah.es/biografias/22652/beata-maria-del-sagrario-de-san-luis-gonzaga

https://realacademiatoledo.es/wp-content/uploads/2019/03/32.-Beata-Mar%C3%ADa-Sagrario-de-San-Luis-Gonzaga-Elvira-Moragas-Cantarero-toledana-farmac%C3%A9utica-carmelita-y-m%C3%A1rtir-por-Juan-G%C3%B3mez-D%C3%ADaz.pdf

http://cristosacerdote.es/historia-del-monasterio-carmelita-de-nuestro-barrio/

MM Carmelitas descalzas

Monasterio de san José y santa Ana

C/ General Aranaz 58

C.P. 28027 Madrid 


lunes, 31 de octubre de 2022

Beatas Salesas Mártires de Madrid

 «Un espíritu que no busca sino a Dios y tiende continuamente a unirse a Él, independiente de todo, excepto del beneplácito divino; un espíritu de profunda humildad para con Dios y de gran dulzura para con el prójimo; un espíritu que no pone el acento en las austeridades exteriores. Las Hermanas deben suplirlas con el renunciamiento interior, y con una gran sencillez y alegría en la vida común».

San Francisco de Sales,
fundador de la Orden de la Visitación. 

Dado el cariz que tomaban los acontecimientos al estallar la Guerra Civil, las Salesas del Primer Monasterio de la Visitación de Madrid alquilaron un piso semisótano en la cercana calle de Manuel González Longoria, por si las cosas empeoraban, como en efecto sucedió. A este piso refugio tuvieron que trasladarse las siete Salesas que quedaban de la Comunidad el 18 de julio de 1936. Tras unas semanas de relativa tranquilidad, fueron denunciadas por ser Religiosas. Sufrieron varios registros que culminaron con su detención el 18 de noviembre para llevarlas a fusilar. Ellas, al subir al coche hicieron serenamente la señal de la cruz ante el griterío del populacho que pedía su muerte. Las llevaron a un descampado en el cruce de las calles de López de Hoyos y Velázquez, y allí, al bajar del coche las mataron.

La Hna. María Cecilia, la más joven, de 26 años, de temperamento nervioso, al sentir que caía muerta la Hermana que tenía cogida de la mano echó a correr sin que nadie la persiguiera. Poco después ella misma se entregó a unos milicianos declarando que era Religiosa. Fue fusilada en las tapias del cementerio de Vallecas, a las afueras de Madrid, en la madrugada del 23 de noviembre de ese año de 1936. El resto de la Comunidad, refugiada en Oronoz, no supo nada del martirio hasta varios meses después, y las primeras noticias eran muy confusas. Nada pudo aclararse hasta que regresaron a Madrid al terminar la Guerra en 1939. A la cripta del Monasterio, profanada durante la Guerra, se trasladaron en 1940 los restos martiriales de cuatro de las Hermanas que habían dado su vida por Cristo y por España. Los restos de las otras tres reposan en el Valle de los Caídos.







Fachada e interior de la Iglesia conventual del Primer monasterio de la Visitación de Madrid.

El testimonio de la Hna. María Cecilia:

La Hna. María Cecilia (Mª Felicitas Cendoya Araquistain, Azpeitia, 1910) tuvo en los preludios de la Guerra la oportunidad de ir con su familia, pero por amor a Jesús y a su vocación nunca aceptó las propuestas y siempre dijo con tesón que no quería marcharse por nada del mundo. Había hecho los votos solemnes el 27 de septiembre de 1935, y desde el 18 de julio de 1936 vive en el refugio los difíciles meses de calvario, aceptando con generosidad todo lo que pueda suceder.

Hacia las 7 de la tarde del inolvidable 18 de noviem­bre es conducida a la muerte junto con sus Hermanas. Un frenazo rápido del camión que las lleva les indica el lugar designado para su ejecución. Suenan disparos y bárbaramente son fusiladas todas menos ella. Porque María Cecilia, nerviosa, echa a correr. Pronto se encuentra con unos guardias y se entrega diciendo: «Soy Religiosa». Al día siguiente por la mañana la llevan a una de las peores cárceles improvisadas, las desgraciadamente famosas checas. En ella están detenidas unas doce mujeres. El suelo está lleno de agua, sólo hay un banco para todas... Hace mucho frío.

Cuando entra la Hna. María Cecilia se queda en un rincón. Entonces una joven se le acerca y le pregunta con cariño. Ella le contesta rápidamente: «Soy Religiosa». Como le inspira confianza le cuenta todo lo sucedido: "Estábamos siete Religiosas en un piso aquí en Madrid, somos Salesas, vinieron a por nosotras, nos metieron en un coche y nos llevaron a un sitio oscuro donde había barrotes, era como un solar, pero no sé dónde es porque no conozco Madrid. Yo me bajé del coche de la mano de otra Hermana, éramos las dos últimas, y al notar que se caía muerta, no sé lo que me pasó, eché a correr y no sabía lo que hacía".

A sus compañeras de calabozo las alienta a sufrir por Dios, las edifica a todas con su paciencia y unión a la Voluntad Divina, siempre la ven rezan­do, siempre en oración... Poco a poco van llamando a las detenidas a declarar. A unas las dejan en libertad, a otras las fusilan. La Hna. María Cecilia se va despidiendo de ellas con tristeza. Teme quedarse sola. Les asegura que cuando le llegue su turno no ocultará que es Religiosa. Y es consciente de lo que esa afirmación supone en esos precisos momentos. En efecto, una marca roja aparece junto a su firma en la declaración que hace en la cárcel. Es la señal de los condenados a muerte. A las afueras de Madrid, en las tapias del cementerio de Vallecas, la madrugada del 23 de noviembre, aparece su cadáver. La Hna. María Cecilia ha derramado toda su sangre por amor a Cristo. Su fidelidad a toda prueba, le hace alcanzar a sus 26 años el martirio que tanto anhelaba.


Cruz de la Hna. María Cecilia deformada por el impacto de la bala

«El esplendor de los Hijas de la Visitación es no tenerle y su grandeza la pequeñez».

Los nombres de las beatificadas el 10 de mayo de 1998 son:
  • Beata María Cecilia (Mª Felicitas Cendoya Araquistain)
  • Beata María Inés (Inés Zudaire Galdeano)
  • Beata María Engracia (Josefa Joaquina Lecuona Aramburu)
  • Beata María Ángela (Martina Olaizola Garagarza)
  • Beata María Teresa (Laura Cavestany Anduaga)
  • Beata Josefa María (Carmen Barrera Izaguirre)
  • Beata María Gabriela (Amparo Hinojosa Naveros)
Primer Monasterio de la Visitación de Santa María
C/ Santa Engracia, 20
28010 Madrid
ESPAÑA
Tel. 91 448 78 22

domingo, 30 de octubre de 2022

Beatas Carmelitas descalzas mártires de Guadalajara







Fachada e interior de la nave de la iglesia conventual del Monasterio de san José de las Carmelitas descalzas de Guadalajara.


Beata Mª Pilar de san Francisco de Borja



Nacida en Tarazona (Zaragoza) el 30 de diciembre de 1877, en el hogar formado por Gabino Martínez y Luisa García, siendo la menor de once hermanos; de los cuales ocho murieron de corta edad. Su nombre de bautismo fue Jacoba Martínez García. Los tres hermanos que supervivieron se consagraron al Señor: Julián como sacerdote y Severiana que le precedió en el Carmelo de San José de Guadalajara.

De carácter alegre y sociable, era apreciada de todos, lo que hacía decir a su padre: “No sé lo que tiene esta hija que por todas partes la oigo nombrar”. “Claro – replicaba ella -, como no hay otra Jacoba en el pueblo, por poco que me nombren llama la atención. Si me hubieran puesto María… no sabrían cuando me llaman a mí”. “No hija –decía él- es que tú, te metes en todas partes”.

Cuando contaba 15 años, vio como su hermana entraba carmelita descalza, cambiando su nombre por el de María Araceli del Santísimo Sacramento. Muy lejos estaba ella de seguir su ejemplo: Si le preguntaban si quería ser monja, contestaba con un rotundo “NO”.

Su madre le insinuaba: “contesta hija: “lo que Dios quiera””.
“ Madre, ¿cómo voy a decir “lo que Dios quiera” si yo no quiero ser monja?”
“¿Y si Dios quiere que lo seas?”
“Si yo no quiero ser, ¿cómo lo va a querer Dios? Vaya, madre, que yo no quiero ser monja”.

Pero su madre callaba y olvidada de sí, pedía a Dios para su benjamina la gracia de la vocación religiosa.

En junio de 1894 profesó su hermana Severiana; asistían todos. Fue entonces cuando Jacoba, comenzó a hacer serias reflexiones y a oír la voz de Dios.

Pasó algún tiempo, maduró la gracia en su corazón y… comunicó a sus padres y hermano su determinación de consagrarse al Señor en el mismo convento que su hermana. Pero la que antes “no quería ser monja” hubo de esperar cuatro años para poder realizar su gran anhelo por no haber plaza vacante.

Por fin el 12 de octubre de 1898, a los veinte años entraba en el palomar de la Virgen, tomando el nombre de Jacoba María Pilar de San Francisco de Borja.

Profesó el 15 de octubre de 1899, viviendo su entrega con gran fidelidad, volando siempre más alto, hasta dar como dice San Juan de la Cruz “ a la caza alcance”.


Bordaba primorosamente. En el oficio de sacristana, volcaba su amor a Dios en preciosos encajes, que no ahorrando sacrificios, ha dejado para adorno de la iglesia y ejemplo de laboriosidad. “Esto para El Vivo” como ella llamaba al Santísimo Sacramento, con su corazón enamorado.

Destacó mucho por su gran recogimiento en la celda, para gozar en silencio de su trato asiduo y amoroso con Dios. Con frecuencia decía: “Si cien veces naciera, otras tantas sería carmelita descalza y siempre en este convento de San José de Guadalajara.

Beata Teresa del Niño Jesús y de san Juan de la Cruz



Nacida en Mochales (Guadalajara) el 5 de marzo de 1909. Se llamó en su bautismo Eusebia García García y sus padres Juan y Eulalia. Fue la segunda de ocho hermanos.

Desde los seis años, vivió largas temporadas con su tío sacerdote D. Florentino, que en 1936 también derramó su sangre por Cristo Rey, en Sigüenza (Guadalajara).

A los nueve años hizo dos votos: de castidad y esclavitud mariana, lo que nos muestra su vida de piedad.

En 1918 ingresó como alumna interna en el colegio de las Religiosas Ursulinas. Leyendo la biografía de Santa Teresa del Niño Jesús “Historia de un alma”, se sintió claramente llamada al claustro carmelitano, inclinándose desde el primer momento hacia el Carmelo de San José de Guadalajara. Tuvo que esperar un poco de tiempo, que aprovechó para perfeccionarse en el estudio de la música y en ir adiestrándose en una vida de penitencia.

Se fijó la entrada en el Monasterio para el 2 de mayo de 1925, cuando contaba 16 años. Día de gran sacrificio para todos: una paloma volaba al palomar y hasta su hermanito Gaudencio, desde su cuna, le alzaba los brazos como queriendo retenerla.

Atravesada la puerta de clausura, la nueva postulante se sintió plenamente feliz, todo le encantaba: su celda, los claustros, la vida de comunidad… su deseado nombre de Teresa del Niño Jesús, al que más tarde añadió: y de San Juan de la Cruz.

Desde su entrada ejerció el oficio de organista, estrenándose con motivo de la canonización de Santa Teresita (25 de mayo de 1925).

El 6 de marzo de 1930 pronunció sus votos solemnes de pobreza, castidad y obediencia. Poniéndose a trabajar con ahínco en su santificación y hacer que toda su vida religiosa resplandeciera por su amor, fidelidad y abandono a la voluntad de Dios. Ya era “toda de Jesús y Jesús de Teresa”.

En carta a una amiga religiosa escribía: “Lo único que tengo son deseos, pero deseos grandísimos de ser santa, de ser toda de Jesús… de pagarle amor por amor”.

De temperamento fuerte, nunca se rindió en la pelea contra sí misma; se la oía afirmar: “no me desaniman mis defectos, al contrario, pues así tengo más ocasiones de merecer luchando contra ellos y harán un día resplandecer en mí la infinita misericordia de Dios”. “No me gustan las vidas de los santos en las que sólo hablan de sus virtudes, ocultando sus faltas y combates. Cuando yo muera, no oculten mis defectos para que brille más la misericordia de Jesús para conmigo”.



Alma profundamente eucarística y misionera, pasaba largas horas ante el sagrario tomando “baños de Sol”, pidiendo por la santificación de los sacerdotes y la salvación de las almas.

Sus principales virtudes se pueden resumir: Espíritu de trabajo, mortificación y servicialidad; sobrenaturalizándolo todo y elevando su pensamiento a Dios.

“Al exterior como todas, al interior como ninguna” repetía con frecuencia.

Beata Mª Ángeles de san José



Marciana Valtierra Tordesillas, nacida en Getafe (Madrid) el 6 de marzo de 1905, hija de Manuel y Lorenza, es la última de once hermanos, seis de los cuales murieron siendo muy niños. De carácter manso y tranquilo, nada le hacía llorar, aunque le provocaran sus hermanitos.

Cuando contaba tres años de edad, murió su madre. A los doce años escribía a su hermana religiosa: “Cuando perdí a mamá, como era tan pequeña, no me di cuenta de lo que perdía; ahora me acuerdo mucho de ella. ¡Cuánta falta me hace! Pero la Santísima Virgen hace sus veces, pues me he encomendado a Ella y la he tomado por madre.

La caridad en palabras y obras fue su virtud más sobresaliente; ya desde su juventud se desvivía por los pobres a los que ayudaba en todas sus necesidades. En sus conversaciones no faltaba NUNCA al buen nombre de todos. Si veía que los comentarios con sus amigas se desviaban en alguna crítica o murmuración, que no podía impedir, se levantaba silenciosamente y se retiraba del grupo. Este buen ejemplo fue su distintivo durante toda su vida.

La Eucaristía diaria, rezo del rosario, frecuencia de sacramentos, larga horas de oración ante el sagrario, eran el alimento diario de su espíritu, de ahí que después jamás se buscaba en nada y era alegre y amable para los demás; hasta el punto que una de sus amigas decía: “Si vivimos mucho, veremos a Marciana en los altares”.

Ayudó al P. Juan Vicente O.C.D. (también en proceso de canonización) en la propagación de la revista “La Obra Máxima” y en cuantos proyectos el Padre proponía para extender el Reino de Cristo.

El cuidado de su padre y de dos tías, una de ellas paralítica, retrasaron su entrada en el claustro. Era un sacrificio íntimo, pero lo sufría con paz, viendo en ello la voluntad de Dios. Por fin el 14 de julio de 1929 con la sonrisa en los labios, disimulando su dolor ante la pena de sus seres queridos, dejaba casa, padre y hermanos y recibía el ciento por uno entrando en el Carmelo de San José de Guadalajara. Era feliz “sola con Dios solo”, en el puerto tan deseado. Desde ahora se llamaría María Ángeles de San José.

Se esmeró mucho en el recogimiento, silencio y mortificación, pero destacó en las virtudes de humildad y caridad. Huía de sobresalir en algo, se consideraba la menor de todas, se humillaba siempre. Vivía abandonada en Dios como un niño, pero poniendo de su parte la fidelidad más exquisita y dispuesta a prestarse a sus hermanas, dándoles su tiempo, sus cuidados… “DARSE”. Escribía a su hermana Concepcionista: ¡Qué dicha tan grande ser carmelita! Por más que lo pienses no te lo puedes figurar…

Su ardiente celo misionero la llevaba a ofrecer todo por la salvación de las almas. Se ofreció para ir a un Carmelo en Misiones… Alma eminentemente apostólica, deseaba que Dios fuera conocido y amado de todos.

Uno de sus confesores manifestó: “Hermana María Ángeles, habría alcanzado la santidad, aunque no hubiera padecido el martirio”.



                                                  Sepulcro de las tres beatas.

Carmelitas Descalzas de San José
C/ Ingeniero Mariño, 8
19001 – Guadalajara
España

https://martiresdeguadalajara.net/

jueves, 27 de octubre de 2022

Tras 4 años sin publicar y subir entradas al blog retomaremos de nuevo el blog para ir subiendo historias hermanas contemplativas que murieron con fama de santidad, o qué están ya en un proceso de canonización para subir a los altares, también de aquellas mujeres contemplativas que dieron su vida entregándola dando testimonio de su fe por medio del martirio especialmente en la persecución religiosa en España durante los años 30.


Religiosas mártires durante la persecución religiosa en España durante los años 30

miércoles, 26 de octubre de 2022

Sierva de Dios María del Socorro de Astorga Liceras

 


https://www.minimasarchidona.org/msvida.html

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te damos gracias por los dones concedidos a la Sierva de Dios Madre Mª del Socorro Astorga Liceras, monja Mínima, que, en la escuela de Jesús Eucaristía, y siguiendo el ejemplo de la Santísima Virgen María su “Dulce Madre” y de San Francisco de Paula, dio testimonio de vida evangélica, e inflamada en Amor divino manifestó la misericordia y bondad de Dios. Te rogamos que por su intercesión nos concedas la gracia que te pedimos y te dignes glorificar a tu Sierva y sea para todos los fieles un ejemplo a seguir. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. (Pídase la gracia que se desee alcanzar)

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.”

Con licencia eclesiástica (Málaga, 29/11/2019)
Delegación Causa de los Santos, Obispado de Málaga
Para comunicar gracias o favores puede hacerlo en Delegación para la Causa de los Santos del Obispado de Málaga,
C/ Santa María, 18-20. 29015 Málaga.
causadelossantos@diocesismalaga.es
https://www.minimasarchidona.org/oraciones.html