http://www.bloguerosconelpapa.org

viernes, 16 de mayo de 2014

Sierva de Dios Teresa Mª de Jesús


Nació en Puente-Caldelas, la noche de Navidad del 1917. Teresa vivió en una familia profundamente religiosa que, por fidelidad a Cristo, vio a todos sus componentes encarcelados en los últimos años de la guerra civil española.

Teresa hizo sus primeros estudios privadamente en su propia casa, continuará sus clases superiores en Valencia para después laurearse en Zaragoza, al final de la guerra, en Filosofía y Letras. Durante estos años es miembro activo en la Acción Católica y viene nombrada propagandista de la Juventud Femenina de su ciudad.


El compromiso incansable y ardiente en esta Asociación hará madurar, en el corazón de Teresa, aquel amor a la Iglesia que será una espléndida nota, característica de su espiritualidad. Escribirá más tarde para sus hijas monjas: "¡Iglesia de Cristo! ¡Quiero servirte hasta el fin de mi vida! sí, no hay duda, mi vocación es para la Iglesia, para las almas, para ayudar - con toda la eficacia que sea capaz- a la Silla de Pedro, mi dulce Cristo en la Tierra".


Capacidad de crear unidad en la diversidad

Al mismo tiempo que el intenso apostolado, que la llevará a viajar por toda España, nace en el corazón de Teresa el deseo de la vida claustral, que se concreta definitivamente en Olmedo, con la elección de la vida contemplativa dominicana. El 23 de octubre de 1960, inmediatamente después de la profesión solemne, su comunidad la elige priora. Este cargo la ve enseguida empeñada en un evento particularmente difícil y delicado, que sólo una mujer con altas cualidades de mente y de corazón estaba en condiciones de afrontar.

Pero previamente antes de ser dominica hizo su proceso de discernimiento vocacional en la orden jerónima, la también sierva de Dios Cristina de la Cruz Arteaga la recibió y acogió en el monasterio jerónimo de santa Paula de Sevilla.
                                        Sor Teresa Mª de novicia jerónima en el Monasterio de san Paula de Sevilla.

                                   La sierva de Dios Cristina de la Cruz Arteaga, monja jerónima federal de Sevilla

Debe llevarse a cabo la fusión de tres grupos de monjas, muy diversos entre sí por la mentalidad: las monjas de Olmedo (Valladolid), de las de Belmonte (Cuenca), el grupo de numerosas jóvenes que habían comenzado y continuaban llamando a la puerta del monasterio Es indudable que una obra semejante, llevada a cabo en el silencio de la clausura, haya contribuido a desarrollar ulteriormente su sentido eclesial, abriendo su corazón a los problemas ecuménicos y a las necesidades de la humanidad entera. “No hay miembro, no hay problema de la Iglesia extraño a nosotras. Las monjas de clausura no cierran su vida entre 4 paredes. Quieren ser de todos y para todos. El suyo es un vivir para que los otros vivan y un morir para que sus hermanos no mueran. Así se hacen Iglesia…”
                       La sierva de Dios Teresa Mª de Jesús entre sus hermanas de Olmedo viviendo la comunión
                                Fachada y claustro del Monasterio de la Madre de Dios de Olmedo (Valladolid)


Madre y maestra

Atenta a los signos de los tiempos, Madre Teresa sabe acoger y actuar las directrices del Concilio Vaticano II. Promueve una constante y cuidada formación para sus monjas con frecuentes conferencias, escritos y coloquios personales; ella misma enseña y anima a tener constantemente entre las manos la Sagrada Escritura, y quiere que la Liturgia se celebre toda cantada, con el Oficio de lecturas a medianoche. La consagración fe para la Madre Teresa- según una expresión de san Juan Pablo II- “un camino en el que realizar su personalidad de mujer” (Mulieris Dignitatem 20).  


Dotada de dones no comunes, ha tenido ocasión, en el monasterio, de expresar su genio femenino no sólo en la música, en la poesía, en el arte del bordado, sino también adecuándolo a los tiempos dela vida monástica. Restaura el Coro en el que dominaba un Crucifijo ideado por ella, restaura la iglesia y el edificio monástico, da inicio a una forma de trabajo para las monjas que favorece la vida monástica.


Todas las cosas en Cristo
                                                                La Madre Teresa Mª de Jesús entre sus hermanas

Todo el monasterio debía estar orientado a Cristo, única gran pasión de su vida. “Mi vivir es Cristo… Cristo es mi única propiedad, el alma de mi alma, la vida de mi vida, la raíz de mi ser. Cristo es la alegría, la fuerza la felicidad, el amor, la plenitud”. El encuentro con Cristo se realizaba cada día en la participación intensa y ardiente en la Eucaristía. “La Misa guía nuestro Monasterio, sea comunitariamente, sea individualmente. Nuestra alegría está fundada en la Misa.”

El aflujo de numerosas vocaciones al monasterio de Olmedo, la invitación del Concilio dirigida a los Institutos de vida Contemplativa “a fundar sus Casas en tierras de Misión” (Ad Gentes 40), el espíritu misionero asimilado de la espiritualidad de santo domingo de Guzmán, empujan a la Madre a enviar sus primeras hijas a Bayamón (Puerto Rico) en 1961, después a Benguela (Angola) en 1971, para fundar 2 monasterios. Después de su muerte, las fundaciones continúan en países donde falta la vida contemplativa: Curaçao (Antillas holandesas), Wachín (Taiwán), Añatuya (Argentina) Santorini (Grecia), Toumi (Camerún), Seúl (Corea), Kuito (Angola).
                                                        Monasterio de la Madre de Dios de Bayamón (Puerto Rico)
Comunidad de monjas dominicas de Benguela (Angola)
Una sonrisa de Dios hasta el final

Muy enferma desde niña y por repetidas intervenciones quirúrgicas, el estado de salud de la Madre se agrava y su físico poco a poco se deteriora. De María, “Madre de Dios” saca su serenidad: “María, nuestra madre, ha sido como la sonrisa de Dios sobre el mundo, nosotras debemos ser una prolongación de esta inefable sonrisa”. No obstante el sufrimiento la atenaza, la Madre continúa siendo una fuente de energía para su comunidad: reza, habla escucha, continúa formando a sus hijas hasta el fin.

Al preguntarle cómo se encontraba, respondía: “Contentísima”. La muerte llega el 20 de agosto de 1972.

                                                                       Su sepulcro en el monasterio de Olmedo.
Su testamento                                                                                           

M. Teresa Mª fue una mujer y una dominica perfectamente realizada, fiel a Cristo y a su vocación. Deja escrito: “En nuestras clausuras hay personas que habían podido ocupar admirablemente una cátedra, dirigir negocios y haciendas, evangelizar tierras lejanas… pero Cristo es dueñísimo de continuar queriendo que algunos de sus vasos de alabastro sean rotos a los pies de sus Tabernáculos. ¡que el mundo no tenga temor! Roto el vaso, el perfume se difunde por toda la Iglesia.”


Su último mensaje a sus monjas fue:

“Silencio y Evangelio”
                                         Dos hermanas dominicas del monasterio de la Madre de Dios de Olmedo

Texto: Monasterio de san Giuseppe, Cremona, Italia

Protagonizó intensas y eficaces campañas de apostolado laical antes de ingresar en el monasterio de Olmedo, fue priora del mismo durante doce años hasta su muerte. Gran mística de la eucaristía, figura profética y de gran espíritu misionero, impulsó numerosas nuevas fundaciones por el mundo y escribió varios libros sobre el “sí” del compromiso y la vida de santa Catalina de Siena, entre otros temas.

Oración (para uso privado)

Señor y Padre nuestro, por la ferviente devoción a la Palabra revelada y al misterio de la Eucaristía que animó a tu sierva Madre Teresa Mª de Jesús, que irradió siempre desde la clausura de su monasterio dominicano, atiende las intenciones que te presentamos por su intercesión (...) y concédenos ser, como ella, testigos alegres y apóstoles valientes de Jesucristo y de su Evangelio, en comunión universal con la Iglesia.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén

Virgen del sí, danos tu fidelidad.
Madre de la Unidad, haz que seamos UNO.

Quienes quieran contribuir con sus donativos o comunicar gracias obtenidas por su intercesión pueden hacerlo a:

MM Dominicas
Monasterio de la Madre de Dios
Plaza de san Andrés, 15
C.P. 47410 Olmedo (Valladolid)
Telf.: 983 600 029     983 600 407

No hay comentarios:

Publicar un comentario